Hace un año, por iniciativa del Papa Francisco, se creó CHARIS, el servicio internacional para la renovación carismática católica. CHARIS marca, según el Papa Francisco, una nueva etapa para toda la familia carismática puesta bajo el signo de la comunión en ella y de la manifestación de la presencia poderosa del Espíritu Santo para el bien de toda la Iglesia. En la Iglesia, la Presencia del Espíritu Santo iguala a todos, “porque todos y cada uno nacen del mismo Espíritu; grandes y pequeños, ricos en años y recién nacidos, comprometidos a nivel universal o más bien local, forman el todo, que es superior a la parte. (Papa Francisco, 8 de junio de 2019).
Inspirándose en la intuición del cardenal Léon Joseph Suenens, el Papa Francisco definió la Renovación Carismática como una “corriente de gracia”, “llamada a calentar a toda la Iglesia para que todos los bautizados sean renovados en el Espíritu Santo” (Cardenal Farrel). Esta corriente de gracia promueve la vida espiritual y el anuncio del Evangelio, la dimensión ecuménica, el servicio a los pobres y la acción social, con el bautismo en el Espíritu Santo y la alabanza a Dios en el centro;
“Si el Santo Padre ha pedido repetidamente a los miembros de la Renovación -y especialmente a CHARIS- que difundan el bautismo en el Espíritu Santo en toda la Iglesia, es precisamente porque está convencido de que el bautismo en el Espíritu Santo es una gracia que todo bautizado puede vive y debe vivir. Es una experiencia personal de Pentecostés, una irrupción del Espíritu Santo en la vida del bautizado que va acompañada de una experiencia de conversión y de encuentro con Jesús vivo. Todo esto debe ser parte de la vida normal de todo bautizado, llamado a la santidad”, dijo el cardenal Farrell en enero pasado en su discurso a los obispos brasileños en Recife.
La alabanza es el movimiento del corazón vuelto hacia Dios, pero esto no surge naturalmente en tiempos difíciles. En su mensaje para Pentecostés 2020, el asistente eclesiástico de CHARIS, el P. Raneiro Cantalamessa, enfatiza que no “alabamos a Dios por el mal que pone de rodillas a toda la humanidad; lo alabamos porque estamos seguros de que sabrá sacar bien incluso de este mal, para nosotros y para el mundo. Vemos a Dios en Jesús en la Cruz. El padre Raneiro también trata de identificar los beneficios ya recibidos en esta situación: frustrar la ilusión de que uno se salva por sí mismo, el sentimiento de solidaridad entre los humanos, el despertar del sentimiento religioso y la necesidad de la oración. “La extraordinaria atención a los gestos y palabras del Papa Francisco, incluso fuera del mundo católico, es un signo de ello”. El Papa dijo el Viernes Santo: “queremos responder a la pandemia del virus con la universalidad de la oración, la compasión, la ternura”.
Por François Prouteau
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Puedes participar en la Vigilia de Pentecostés el sábado 30 de mayo a las 22:00 (hora de Roma – UTC+1) organizada por CHARIS online
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