“Cuadrados de Taizé” – Galletas Arti

Sin categorizar

El encuentro de hace unos días con el Hermano Alois, Prior de Taizé, fue una oportunidad para descubrir una vez más cómo la crisis sanitaria, aunque suscite dramatismo, puede despertar la creatividad y ayudarnos a reinventarnos.


La Comunidad de Taizé, que acaba de celebrar su 80º aniversario, reúne hoy a un centenar de hermanos (procedentes de casi 30 naciones). En palabras de su fundador, el hermano Roger, están decididos a vivir en comunidad con Dios, que es “amor y sólo amor”. “Buscan siempre comprenderse y reconciliarse: una comunidad donde la amabilidad y la sencillez están en el centro de todo”. (Hermano Roger, Dios sólo puede amar, pág. 40). Para ellos, encontrarse en lo esencial de la vida común significa trabajar por el ecumenismo, no de manera teórica, sino viviendo la reconciliación entre las diferentes culturas y en la hospitalidad mutua. Sabemos cuánto atrae su carisma a los adolescentes y jóvenes; Suelen acudir por miles a la colina de Taizé o reunirse cada año en alguna gran capital.


Lo que establece la vida de los hermanos juntos, espiritual y materialmente, son los vínculos que los mantienen vivos. En medio de la pandemia, es un desafío y un llamado. ¿Cómo podemos responder a esta situación cuando muchos países están sometidos a medidas de confinamiento y la llegada de jóvenes visitantes a Taizé se hace imposible?


Para alimentar este vínculo espiritual, Taizé ofrece cada día la posibilidad de seguir las oraciones del mediodía y de la tarde en línea, en directo, en audio o en vídeo.


¿Pero cómo podremos seguir viviendo materialmente? Tradicionalmente, para ganarse la vida, los hermanos de la comunidad producen cerámica y esmaltes de cobre y publican libros y música de Taizé. Sin embargo, en estos tiempos de pandemia, no hay ingresos económicos ni por la recepción ni por la tienda que ha cerrado sus puertas.


Mientras esta pregunta se planteaba en pleno periodo de confinamiento, en la primavera de 2020, una intuición se apoderó de la comunidad de Taizé y nació un nuevo proyecto: producir galletas, "las plazas de Taizé" (las plazas de Taizé). Gracias al asesoramiento de varias fábricas de galletas, los hermanos se formaron y aprendieron las diferentes etapas de la elaboración de galletas.
Los artesanos locales suministran los ingredientes necesarios para toda la industria galletera, harina, miel, etc. hasta la creación de las magníficas cajas realizadas por una empresa del pueblo vecino. Así, esta producción se inscribe en la lógica ecológica de los cortocircuitos.


Así nacieron las “Plazas de Taizé” Actualmente se venden en el mercado local, que se ha convertido en un auténtico lugar de encuentro para los hermanos, y los pedidos también se pueden realizar online.
Pero ¡cuidado! ¡Anticípate a tu compra para degustar u ofrecer estas pequeñas maravillas! Porque la demanda es tal que puede haber escasez de existencias, ... y aún así los hermanos trabajan sin contar los costos.

Etiquetas:

No hay respuestas todavía

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Español (Spanish)
Translation

× Close