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La convivencia o el arte de vivir juntos

Hace casi un año apareció en las librerías el Segundo Manifiesto del Convivialismo, firmado por 300 intelectuales de 33 países diferentes. Entre ellos el sociólogo Alain Caillé, y también Edgar Morin, Noam Chomsky, Bruno Latour, Hartmut Rosa o incluso Philippe Descola. En estos tiempos de Covid en los que tenemos que reinventar los espacios de convivencia, quiero hablarles sobre el convivencialismo que desarrolla un pensamiento y una preocupación por compromisos concretos en dirección a la convivencia, por lo demás, un arte de vivir juntos, cuidar a los demás y a la naturaleza. .


¿Podría el convivialismo ser una forma de humanismo?


Sí, si humanismo significa pensar y actuar en coherencia con la humanidad como el valor de los valores, el que indica lo que está más allá de todo valor. El humanismo tiene sus raíces en la Antigüedad, en la Biblia en particular, y se ha desplegado en la modernidad hasta nuestros días, no sin dificultad. Incluso podría estar fuera de servicio hoy (Rémi Brague, The Own Man, Flammarion, 2013).
Además, el humanismo es parte de la historia de las ideas y de la ciencia que nos permite considerar a la humanidad como un solo hombre, de quien Pascal decía que ” él constantemente aprende y recuerda”; el humanismo adquiere así rasgos específicos en cada época.

Entonces, ¿qué caracteriza al convivencialismo?


El convivencialismo podría ser una de sus expresiones contemporáneas, según los cinco principios que plantea: la interdependencia de todos los seres vivos, en particular los humanos, con la Naturaleza; el respeto a la humanidad en la diversidad de cada uno de sus miembros; la mayor riqueza es la que mantienen los humanos en sus relaciones entre sí; la política legítima que permite el desarrollo de las capacidades, del poder de ser y de actuar de la persona humana sin perjudicar las de los demás, en la perspectiva de una libertad igualitaria.


A través de sus fundamentos, el convivialismo también se hace eco de grandes sabidurías o tradiciones religiosas centenarias: “ quien mata a una persona es como si hubiera matado a toda la humanidad y quien salva a uno es como si hubiera salvado a toda la humanidad” (Declaración sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común del Papa Francisco y Ahmad al-Tayyeb, Gran Imán de Al-Azhar, 4 de febrero de 2019).


Frente al anhelo de todo poder que alimenta el ensimismamiento de individuos y sociedades, el convivencialismo sería un alterhumanismo que busca propuestas concretas para luchar contra la hybris, el exceso de una hipermodernidad desenfrenada. El convivencialismo cuestiona la forma de “animar a los individuos a cooperar para desarrollarse y dar lo mejor de sí mismos permitiéndoles, como escribió Mauss, “oponerse sin sacrificarse y entregarse sin sacrificarse”, es decir, elegir la vida juntos. Tal lucha es también la de la ecología humanista.

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