Muchos de nosotros emprendemos la vida adulta con el deseo de construir una vida coherente con quienes somos y de comprometernos a servir a lo que nos motiva.
¿Pero por dónde empezar? ¿Cómo distinguir entre aspiraciones profundas e imperativos socioeconómicos? ¿Cuál es el siguiente paso que debemos dar? Al mismo tiempo, vemos cuánto necesita hoy el mundo de líderes inspirados, que sepan seguir al Espíritu Santo para responder a situaciones de creciente complejidad en el sentido de armonía y justicia.
El programa Jóvenes Líderes nació de esta doble observación y de la amistad de Hubert de Boisredon y Louis Faure quienes, con 30 años de diferencia, encontraron una fuerte resonancia en sus respectivos llamados a trabajar por la formación de líderes inspirados que participen en la obra de Dios.
Este programa en construcción toma hoy la forma de una escuela de liderazgo inspirado: no es un liderazgo de poder impulsado por el ego, sino una elección valiente de ser verdaderos, amorosos y vulnerables en nuestras relaciones, de atrevernos a manifestar nuestras convicciones y dar lo que es más importante para nosotros en la confianza de que esto puede abrir un camino en el otro y conducirlo a una transformación que no nos pertenece.
El punto de partida del programa es un proceso voluntario, durante el cual el participante elige una relación que, según él, está por debajo de lo que podría ser hoy, y para el cual se compromete a realizar un camino personal de verdad y liderazgo para estar disponible internamente para guiar al otro en una renovación, una restauración de la relación. Este enfoque es un movimiento desde el cual, en el centro de las decisiones cotidianas, construimos o consolidamos los fundamentos de una vida coherente con las llamadas de Dios.
La piedra angular de este programa es el acompañamiento: de hecho, este programa no se vive con un acompañante oficial sino, tras una primera puesta en marcha, con el apoyo de un ser querido que se compromete a caminar junto a nosotros. Es este compañero de camino quien nos ayuda a permanecer atentos a las llamadas de Dios y de quien tomamos fuerza en una mirada amorosa para avanzar en este camino valiente y exigente que es la unificación de una vida dada para construir un mundo más humano y más justo.
Luis FAURE
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