¿El año 2021 marca un paso hacia una mayor fraternidad humana?
Este cuestionamiento resuena hoy, en la portada del Diario La Croix, titulado: "Nuestro himno al amor" y a las "múltiples dimensiones de este sentimiento tan poderoso que permite a cada uno salir de sí mismo". Con cautela, ha llegado el momento del levantamiento de las restricciones sanitarias, la vida relacional se reinvierte poco a poco en los espacios comunes. La calle, las terrazas... vuelven a ser caminos y plazas de convivencia.
A medida que emerge un nuevo horizonte de convivencia, ¿cómo podemos aprovechar las lecciones de compromiso fraterno vividas en tiempos de crisis? En los lugares donde vivimos pero también a la escala de nuestro país o del mundo, nos pueden inspirar ejemplos de mayor fraternidad humana. Estoy pensando en las nociones de “común” y “bien común”
El florecimiento del término “bienes comunes” en la economía, la política y muchos otros campos no es ajeno a esta inspiración en el contexto de las crisis. Los bienes comunes son recursos puestos a disposición de todos en el marco de la gestión sostenible dentro de una comunidad: recursos naturales (un bosque, un río, un jardín, etc.), recursos materiales (por ejemplo, herramientas, etc.) o intangibles (por ejemplo, software). En el marco de una reflexión sobre el antropoceno, el economista y sacerdote jesuita Gaël Giraud defendió, en el Centre Sèvres de París, a finales de 2020, una tesis doctoral en teología sobre la política de los comunes.
En cuanto a los comunes, podemos alegrarnos de que surja la propuesta de que las vacunas puedan estar disponibles, en igualdad de condiciones, para todos los habitantes del mundo, "en el dominio público con compensación económica para los laboratorios", según el llamamiento lanzado un hace unas semanas por más de 155 personalidades de todo el mundo - ganadores del Premio Nobel de la Paz o de Medicina, ex Jefes de Estado o de Gobierno.
Sin embargo, la fraternidad humana está siendo derrotada en todas partes, a escala internacional, como ha vuelto a demostrar durante estas semanas el conflicto israelo-palestino. Y sin embargo... mientras el conflicto está en su apogeo, los hospitales como Haifa son lugares de tolerancia y convivencia pacífica: israelíes y palestinos, “vivimos como una familia”, testifica una enfermera. Bajo la égida de “estamos juntos”, están surgiendo iniciativas; el 20 de mayo se organizó una cadena humana, árabe y judía por la paz alrededor de las murallas de Jerusalén.
Las resoluciones internacionales también despiertan constantemente la esperanza de vivir juntos en paz y como hermanos. Por iniciativa de Khaled Ben Tounès, jeque de la hermandad sufí al-Alawiyya, el Día Internacional de la Convivencia en Paz se celebra cada 16 de mayo por decisión aprobada por unanimidad por la Asamblea General de la ONU el 8 de diciembre de 2017. Y en línea con la publicación, en 2019, del Documento sobre Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, co-firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Sheikh Ahmad Al-Tayyeb, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 4 de febrero Día Internacional de la Fraternidad Humana. Como dijo el Secretario General António Guterres:
"En estos tiempos difíciles, necesitamos este espíritu más que nunca".
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