Cuando un joven se recupera, su futuro se transforma por completo. Esta frase, fundamental para la misión de Fondacio, encierra mucho más que una convicción: refleja miles de historias vividas de primera mano, desde África hasta Asia, Latinoamérica y Europa. Cada joven que recibe apoyo, formación y el estímulo necesario para creer en sí mismo se convierte en una semilla de esperanza para su comunidad y para el mundo.
Entrenamiento para liberar el potencial
En muchos países donde opera Fondacio, los jóvenes se enfrentan a enormes desafíos: desempleo, inseguridad educativa, desorientación… Sin embargo, también poseen una energía increíble, creatividad y un deseo de actuar.
Mediante programas como el IFF (África, Europa, Asia) o los YLDC (Centros de Desarrollo de Vidas Jóvenes) en Asia y América Latina, Fondacio ofrece a los jóvenes un apoyo integral: formación humana, profesional y espiritual.
 El objetivo no es solo formar técnicos, sino crear líderes conscientes y solidarios, capaces de transformar positivamente su entorno.

— Cédric, Camerún, graduado de IFF África
Vías de transformación
Cada año, más de 7.000 jóvenes participan en los cursos de formación que ofrece Fondacio.
 Más allá de las habilidades profesionales, estos caminos permiten a cada persona reconectar con su verdadero ser, dar sentido a su futuro y aprender a cuidar la vida: la suya propia, la de los demás y la del planeta.
Ya sea en un taller de agroecología en Togo, un programa de emprendimiento en Malasia o una sesión de discernimiento en Francia, la experiencia del Fondacio se basa en el mismo pilar: las personas primero.
El impacto social del liderazgo consciente
Cuando un joven recibe capacitación, toda la comunidad se beneficia. Muchos, a su vez, se convierten en mentores, capacitadores o emprendedores sociales, creando un efecto multiplicador de esperanza y acción. Mediante este modelo de liderazgo consciente, Fondacio busca contribuir directamente al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU, en particular los relacionados con la educación, el trabajo decente y la reducción de las desigualdades.

Un futuro para construir juntos
Educar a un joven es mucho más que un acto educativo: es un acto de fe. Es creer que cada ser humano lleva dentro una luz que, una vez despertada, puede iluminar el mundo. Es también un llamado a todos —individuos, patrocinadores, empresas— para que apoyen esta misión. Porque detrás de cada éxito individual yace una alianza colectiva entre quienes dan, guían y creen en el poder de la juventud.





Los comentarios están cerrados.