Náufragos en el Mediterráneo, la obra del artista Rachid Koraïchi se inaugura estos días en Túnez

Carta blanca de François Prouteau, presidente de Fondacio: El 22 de abril, un bote inflable, con más de 100 migrantes a bordo, volcó en el Mediterráneo, diez cuerpos fueron encontrados unos días después, frente a las costas de Libia. Esta tragedia vino a lastrar un siniestro balance comunicado por la Organización Internacional para las Migraciones: al menos 453 migrantes desaparecidos desde el 1 de enero de 2021 en el Mediterráneo.

En 2020, más de 2.200 inmigrantes murieron en el Mediterráneo intentando llegar a Europa, más de 10.000 desde 2014.

La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, viaja estos días a Túnez y acudirá al Jardin de l’Afrique donde el artista visual argelino Rachid Koraïchi ha creado un oasis para devolver sepultura a las víctimas de este tipo de naufragios.

“Durante demasiado tiempo, la humanidad ha mostrado impotencia, incluso indiferencia, mientras mujeres y hombres se ahogan y demasiados miran hacia otro lado”, dijo Audrey Azoulay. “Al dar sepultura, devolvemos también la esperanza de una identidad y por tanto de dignidad a los que perecieron”. Audrey Azoulay ofrecerá para este oasis-entierro, El árbol de la paz , una escultura de Hedva Ser, obra que reúne, en un entrelazado de ramas anudadas y vuelo de palomas, los valores de la paz que promueve Naciones Unidas.

La inauguración hoy de este African Memorial Garden es testimonio del compromiso humanista de Rachid Koraïchi. El propio artista vivió la tragedia de tan desastrosas travesías, cuando su hermano, Mohamed, un año mayor que él, perdió la vida en el Mediterráneo en 1962.

Rachid Koraïchi, durante la conferencia impartida en 2019 en la Universidad Católica de Occidente, testificó su indignación por el trato a los cuerpos recuperados por el mar, arrojados a las costas o abandonados en vertederos. Por eso Rachid Koraïchi compró un terreno de 2500 m2 a la ciudad de Zarzis para crear este cementerio financiado únicamente con la venta de sus obras, pero donde no aparecerá ninguna de ellas.

Artista plástico, paisajista, heredero de una prestigiosa familia descendiente del Profeta del Islam, Rachid el Koraïchi, afincado en Francia desde 1968 no tiene fronteras, ni geográficas ni intelectuales. Alimentado por una larga tradición mística sufí abierta al diálogo entre religiones, le gusta decir que el habla proviene del aliento que anima su vida y toda su obra como artista.

Tengo muchas ganas de ir a Zarzis, en el sureste de Túnez, para visitar este Memorial Garden of Africa. Recordamos la belleza de otra de las obras de Rachid Koraïchi, no lejos de aquí: su Jardín Oriental en Amboise, siempre para vincular lo Humano a la Historia y nunca olvidar la grandeza de toda persona humana, su eminente dignidad.

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