Casi tres meses después del golpe militar en Myanmar, la situación sigue siendo dramática y de alta tensión.
La junta militar del general Min ha asesinado al menos a 745 personas y ha realizado miles de arrestos desde el golpe del 1 de febrero. ¡Uno se pregunta dónde los combatientes de la resistencia birmana todavía encuentran esta increíble energía que los impulsa! Las protestas pacíficas continúan, día y noche. En la calle, contra el ejército, es la olla de barro contra la olla de hierro. Un joven luchador de la resistencia dice:¿Cómo podemos competir con sus armas? Luchando con nuestra inteligencia”.Pero es a riesgo de sus vidas. 82 civiles fueron masacrados el 10 de abril por la policía y el ejército con el uso de armas pesadas.
En todas partes es todavía y siempre la resistencia no violenta la que prevalece, excepto en los territorios de las minorías donde se prevén golpes de fuerza apoyados por los ejércitos étnicos. Una operación “militar” contra el ejército birmano de 500.000 sobreequipados sería sin duda suicida, con el riesgo de una guerra civil generalizada.
¿Cómo sigue viviendo la gente?
El pueblo está de rodillas, la economía asfixiada, al borde del colapso. La mayoría de los negocios están cerrados. Son miles de mujeres y hombres -en su mayoría de los estratos más desfavorecidos del medio rural- que han vuelto a su campo, con los bolsillos vacíos, y ahora desempleados y sin ingresos.
Para paliar la creciente precariedad, el movimiento de resistencia organizó, a gran escala y en muchos pueblos y zonas rurales, una importantísima red de ayuda mutua. Dos o tres veces por semana, en un lugar del pueblo o aldea, se hace un mercado solidario donde todos pueden venir a abastecerse gratis mientras otros traen lo que tienen y de lo que pueden prescindir. En algunos barrios incluso hemos manipulado pequeños carritos y scooters llenos de comida que circulan todos los días por las calles y callejones. Los jóvenes los empujan, gritando: “Si lo necesitas, toma! ¡Si puedes, dona!”.
¿La reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) del pasado sábado en Yakarta abre una nueva etapa?
Ciertamente, pero ¿en qué sentido? A pedido urgente de la ONU, la reunión de la ASEAN del sábado logró un consenso para poner fin a la violencia e iniciar un diálogo constructivo entre todas las partes con la ayuda de un enviado especial de la ‘ASEAN para facilitar el diálogo con una visita de este enviado a Myanmar. Sin embargo, el general golpista birmano Min no respondió explícitamente a las solicitudes para poner fin a la masacre de manifestantes civiles. También cabe preguntarse por el hecho de que la invitación del General Min a tal reunión oficial no constituye, en cierto modo, una forma de reconocimiento del régimen golpista en el escenario internacional.
Podemos unirnos a la oración por ZOOM todos los miércoles que organizan los jóvenes de Fondacio en Myanmar. Enlace en nuestro sitio.
