Es el comienzo de un nuevo año escolar, ¿y si vivieses una fraternidad? Fondacio ofrece la posibilidad de participar en un grupo de intercambio regular, llamado Fraternité. Cada grupo reúne de 6 a 8 personas que se reúnen una vez al mes o más si así lo desean. Estas pequeñas entidades se forman en torno a centros de interés como la vida profesional, la pareja y la familia, la profundización de la fe, la solidaridad, la naturaleza… Lo principal es compartir, aprender a expresarse con autenticidad y caminar con los demás en el camino de la vida.
La organización de una fraternidad (o “casa”) es generalmente la misma para todas las fraternidades: una comida compartida, enseñanzas, un tiempo de reflexión personal en silencio, un tiempo para compartir en pequeños grupos, luego una oración. La velada termina con un tiempo más informal de discusión para aquellos que pueden y quieren.
¿Cuáles son los beneficios de participar en una beca?
La experiencia es diferente para cada persona. Sin embargo, lo que destaca es la alegría de reconectar, y la oportunidad privilegiada que representa este espacio para asentarse, reenfocarse, recargar las pilas… y encontrarse internamente. ¡En fin, momentos preciosos de fraternidad, de compartir, de hacer balance de su vida y de las nuevas invitaciones por venir! Sentirse llevado en la vida cotidiana por este ímpetu y con Cristo.
Todavía hay espacio para formar varias fraternidades en la región. ¡¡¡Únete a nosotros!!! ¿Estás interesado? No dude en ponerse en contacto con un gerente local para obtener más información sobre los grupos en su área.
Testimonio de Félicité, joven participante de Frat en París:
“Las fraternidades son para mí un descanso en una rica e intensa vida parisina. Un encuentro concreto además de la misa, con Dios y con los demás con quienes comparto esta dinámica. Esto me permite sentirme menos solo en mi vida diaria como cristiano, es un verdadero lugar de encuentro espiritual y personal. Los tiempos de enseñanza preparados por otros a su vez y compartidos son muy ricos. La hora de la comida compartida también es un elemento central de este tiempo juntos. Soy soltera y es importante para mí tener este vínculo para sentir solidaridad en mi fe y crear esta emulsión positiva y benévola. Nos mantiene en el camino y crea momentos de unión y reflexión. Eso es lo que nos hemos estado perdiendo seriamente durante más de un año”.